El deseo limitado

Hace poco conversé con una amiga sobre las ganas que tengo de compartir algunas ideas y reflexiones sobre feminismo e investigación. Pero al mismo tiempo recordaba y reconocía lo difícil que encuentro hacerlo, porque me da miedo el equivocarme en una coma, el no decir algo de manera clara, o que por alguna razón lleguen comentarios violentos. 

Al seguir conversando, recordé que hace años le compartí a una persona (hombre) este deseo; lamentablemente me respondió

¿Para qué? Ya hay otras personas que escriben sobre estos temas»

onvre

Lo cual alimentó mucho mi temor:

¿A quién le va a importar lo que pienso?

yo

Ahora, puedo identificar ese momento como único; porque con las otras personas que he podido compartir esta idea, siempre me han alentado a hacerlo.

Mi amiga, quien tiene un gran poder de empatía, reflexionó sobre la generosidad que tenemos las personas y ganas de retribuir al mundo nuestros aprendizajes. Y lo valioso que es poder hacer escuchar nuestras voces para nosotras/os/es mismas/os/es. Eso me impulsó a regresar a escribir.

Entonces, a mi pregunta de:

¿A quién le va a importar lo que pienso? Pues, a mí.

🙂

Yo quiero compartir mis ideas, preguntas y reflexiones. Si a alguien le sirve, será un plus muy grande.